lunes, 6 de febrero de 2012

Provocación de la perspectiva

]Efemérides y saldos[


Provocación de la perspectiva
Alejandro García

En un momento dado, la historia se hace insoportable por su misma verdad y entonces me veo obligado a modificarla.
Agota Kristof


Agota Kristof nace en 1935 en Csikvand, Hungria. En 1956 huye de su país y se establece en la Suiza francófona. Trabaja en una fábrica de relojes y escribe en húngaro y en francés. Publica en 1986 El gran cuaderno, en 1988 La prueba y en 1992 La tercera mentira. Su traducción al español es inmediata, 1988, para las dos primeras, Seix Barral, y en 1993, Península, para la tercera. En 2007 El Aleph nos entrega Claus y Lucas con las 3 novelas. La aparición de la segunda edición de bolsillo (Barcelona, 2010, El Aleph, 444 pp.) brinda la oportunidad de asomarnos a esta implacable obra.
En El gran cuaderno Claus y Lucas son llevados por su madre ante la abuela. Ésta los recibe con desprecio. Ellos habrán de sobrevivir y de generar una disciplina férrea para hacerlo, para ellos fortalecen el cuerpo y el espíritu. Entienden el mundo en el que están y nos les tiembla la mano para hacer a un lado los obstáculos para permanecer en él. Lo mismo se dejan acariciar que dejan morir a la abuela de acuerdo a sus instrucciones y son capaces de chantajear al cura a causa de sus abusos sexuales.
La prueba es la ausencia de Claus y la convivencia de Lucas con una mujer y su hijo y la adopción del un niño una vez que la madre se va. El hombre parece prolongar las claves de la supervivencia que desarrolló con su hermano ahora que otro personaje lo necesita, pero sin la violencia de antes. Hará una labor con el niño con capacidades físicas diferentes y hará que brille su inteligencia, pero igual el pequeño se suicidará al verse amenazado. Escapa de la dictadura del partido a través de una amistad con un homosexual militante y comprensivo. Regresa, muchos años después Claus y afirma que dicho por Lucas es falso, a excepción de la existencia de la abuela.
En La tercera mentira Lucas confirma que todo es falso. Estuvo al cuidado de una anciana y cruzó la frontera tras un hombre que murió al explotarle una mina. No había con él gemelo alguno. Lucas adoptó el nombre de Claus. Antes de los 4 años hubo un hermano gemelo con el que sueña. No cesa de buscarlo. Encuentra a un hombre de su edad y apellido. Se llama Klaus. Lo recibe negando el parentesco y ocultándole que su madre vive.
Completa el relato Claus: a los cuatro años, la madre mata al padre (embaraza a una amante). Una bala pega en la columna de Lucas. Él va a un hospital, ella a un psiquiátrico. Claus queda al cuidado de Antonia y se encariña con Sarah, su medio hermana. Antonia les recuerda que no pueden quererse como amantes. La madre regresa, el niño va a ella. Ella no cesa de esperar que aparezca Lucas. Claus, impresor, poeta, no disfruta de la vida. Subsiste y cuida a su madre. Cuando el hermano se presenta, su única preocupación es que ella no se entere. No lo altera la visita de Lucas, ni la noticia de su suicidio. Claus piensa que tirarse a un tren será buena opción, después de la muerte de su madre.
Quisiera exaltar la perspectiva o relativismo del punto de vista. Al igual que en el Cuarteto de Alejandría nos enfrentamos a paneles corredizos. Hasta la segunda novela se piensa en una mera prolongación, pero en la tercera se ponen en entredicho las certezas. Al igual que en Durrell las 4 novelas nos llevan a la duda permanente de a quién amó Justine con la argumentación de varios de que fue a “él”, para terminar en la tristeza de que la verdad es esquiva y múltiple. La sensualidad de Durrell se contrapone a sobria desnudez de Kristof (nada hay cierto): cuando tenemos un elemento de goce, termina mal, es el caso de la criada del reverendo, quien proporciona placeres a los niños pero que es denunciada por ellos cuando agrede a los deportados.
Otra conexión se da con Nuestros antepasados de Calvino. Si bien no hay un personaje que viva en las ramas de los árboles, existe un cobertizo que guarda el Gran Cuaderno, versión de las andanzas de los gemelos Claus y Lucas, una vez que la madre los ha llevado poblado para protegerlos de las bombas. La partición existe: se va Claus y se espera su regreso, pero después se pone en duda la existencia de los gemelos y por lo tanto pasamos del Vizconde Demediado al Caballero Inexistente, sólo que el optimismo y el juego cooperativo de Calvino en Kristof son pesimismo y juego letal contra el lector.

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