lunes, 6 de febrero de 2012

De muertes y fines de siglo

]Efemérides y saldos[


De muertes y fines de siglo
Alejandro García

Emil R. dirá en voz alta lo que ya ha pensado muchas veces: que ellos dos, subtenientes de reserva arrojados aquí por un curioso azar, participan de manera pasiva en un acontecimiento sumamente importante (…) en esta pequeña estación de Banat, son testigos del fin del siglo XIX.
Andrzej Kuśniewicz


Publicada en 1970 en Varsovia y en 1983 en Barcelona, El rey de las Dos Sicilias reaparece en 2009 como número 1 de la colección Otra vuelta de tuerca (Anagrama, 307 pp). Andrzej Kuśniewicz nació en 1904 en Galizia al Suroriente de Polonia. Murió en 1993. Fue hasta el fin de la Primera Guerra Mundial súbdito del Imperio Austohúngaro. Sergio Pitol ha realizado un excelente ensayo sobre autor y obra en La casa de la tribu.
La novela abre con 4 inicios: 1. La historia de dos hermanas Elisabeth y Bernardetta y de su hermano Emil. 2. El 28 de julio de 1914 la armada imperial dispara sobre Belgrado. Inicia la guerra y, mientras, dos soldados, en otro lugar observan el escenario con prismáticos. 3. En Fehértemplom, Vela Crkva o Ungarish Weisskirchen, había una bodega que antes fue de Supicic o Papá Nándor. 4. En el barrio gitano ha aparecido muerta la joven István Vilajcic.
Los hechos fundamentales ocurren ese 28 de julio, exactamente un mes después de que se ha producido el atentado contra Francisco Fernando en Sarajevo. Corre el mes que al final llevará a la guerra y al fin del imperio de los Habsburgo. El personaje principal es Emil R., oficial del imperio, perteneciente al regimiento de caballería formado en 1865 y que no sólo hereda esa carga de derrota y decadencia en su vida pública sino que llevará una imagen de muerte dentro, asociada a una relación incestuosa con su hermana Elisabeth. Emil agoniza, como el Imperio, y sabe que todos sus esfuerzos han sido encaminados al sepulcro. El espacio es la ciudad de Fehértemplom, en los confines del Imperio, a donde han llegado los soldados y se disponen a trasladarse a Belgrado. El suceso es la aparición del cadáver de la gitana y la investigación que se realiza para descubrir al asesino.
Conforme se avanza en esa selva de lenguaje y de referencia a un mundo en gran medida inasible o transformado por la geografía, por la historia o por la geopolítica, se van completando las piezas del rompecabezas: la infancia de Emil R., hijo de un extraño furor de su padre alterado por la visión de un cuerpo tormentoso, los juegos de los hijos, siempre sin descubrirse del todo a lo más referidos a rituales de sado masoquismo, pero en donde siempre se palpa la transgresión y sobre todo una alta sensualidad, una energía que no se descarga del todo entre Emil y Elisabeth.
De modo que ese anacrónico organismo militar “El rey de las Dos Sicilias” (Nápoles y Sicilia) empapa la suerte de Emil R., como ya lo ha hecho Elizabeth. Y en la antesala de la refriega, en la nostalgia y la desesperación por esa mujer que se ha ido, que nunca ha tenido en realidad, que nunca podrá tener, el investigador responsable de desvelar el asesinato llegará a la conclusión de que Emil R. es uno de los tres probables asesinos de la gitana, sólo que el mando militar dispondrá que no es momento de someterse a los líos civiles ante el requerimiento de lavar la honra del Imperio.
Emil R., el hombre sensible, el esteta, no podrá escapar a la persecución de esos ataúdes social e interior y preferirá lanzarse del tren. Previamente ha arrojado al agua los restos de una carta a Elizabeth y su cuaderno verde, el mismo que descubrirá alguno de los vigías que saben del inicio de la guerra.
He dicho que Andrzej Kuśniewicz vivió sus primeros 15 años de vida como súbdito del Imperio Austrohúngaro. Después será polaco. Sufrirá persecución y prisión de los nazis. Es difícil ubicar su literatura en un espacio nacional. Sin embargo, esta novela es extraordinaria, su mundo referencial pertenece al pasado y en esto se empareja con los grandes maestros de la renovación novelesca: Broch, Musil. ¿Dónde está la aportación de Kuśniewicz medio siglo después de las primeras obras de ruptura del siglo XX? Primero en el trabajo de lenguaje, en la construcción de un inmenso entramado en donde se juegan la suerte lo mismo el Imperio austrohúngaro que la vida de un hombre imposiblemente enamorado. El autor plantea el fin del siglo XIX, pero en realidad asume que era un siglo muerto desde tiempo antes: ¿Baudelaire? ¿Lautréamont? Agregamos nosotros: ¿1815? En esto coincide con Steiner, la muerte temprana de la esperanza, de la vida social e interior consagrada al tedio, al “ennui”. La muerte estaba allí y amenazaba con tragarse a todos.

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