miércoles, 11 de abril de 2012

Realizar el sueño o ser del sueño

]Efemérides y saldos[


Realizar el sueño o ser del sueño
Alejandro García

Me decepcioné de mí, que había cambiado tanto. Me decepcionó ser incapaz de gozar los libros, y también la vida, como antes. Me decepcionó que todo, incluso la belleza, termine por envejecer.
Álvaro Uribe


Morir más de una vez (México, 2011, Tusquets, 230 pp) de Álvaro Uribe parte de dos escapes a la muerte: el primero de 1979, en Francia. Un grupo de tres amigos (Samuel Zajarías, Alberto Urquidi y Manuel Artigas, “yo”) emprende un viaje y, en un columpio de la carretera, el “yo” del relato acelera el vehículo y descubre que justo en la cima va cruzando la cinta asfáltica un tractor. En lugar de frenar, sabe que no podrá evitar la colisión, acelera. ¿Escapa? Al parecer sí, aunque quedará la duda de si su relato es su proyección futurista antes de morir.
El segundo ocurre en 2008 en México, en un sanatorio, cuando al “yo” le extirpan una parte del pulmón por un cáncer y después de varias sesiones de quimioterapias sale adelante. Sea desde 1979 o desde 2008, los sucesos ocurren para el lector.
Entre este prólogo y epílogo, se intercalan 4 historias que varían en torno a los posibles escapes de la muerte, es decir al morir más de una vez.
La primera historia trata de un albañil mexicano (Juanjosé) en París que cae de un andamio bien porque se descuida, bien porque un conocido le ofrece un café con leche. Se salva. Un mexicano afrancesado (Pierlucas) se empeña en filmar la experiencia y entonces el sobreviviente cae de nuevo, se golpea la cabeza, sobrevive. Al llegar a su casa la herida estalla. Su cadáver será descubierto días después. Pero el cineasta volverá a la vida al personaje en su film que le permitirá obtener su grado académico.
La segunda historia es la de Joséphine, mujer que el narrador conoció en México, ambos querían ir a Francia, pero él ganó beca y fue a la Ciudad Luz. Unos meses después llega ella. Lo que en México era una relación de pisa y corre y escalofriante armisticio se convierte para nuestro personaje en una carga. Recibe a la mujer, hace el amor con ella, pero la deja en manos de Mathieu, un cineasta francés, quien gracias a ella elabora un film sobre México. “Yo” verá algunas veces a Joséphine, sabrá que les va bien, viven de las exhibiciones de la película. Hasta que el aburrimiento ajusticia y o bien él la asesina, o bien ella lo mata y se convierte en indigente. El narrador ha dado vida a Joséphine después de muchos años.
“La ballena azul” narra la relación de Alberto con Gabrielle, un personaje adorable y e imprescindible de la Embajada mexicana en Francia. Vivirán una especie de amor perfecto, sólo porque les falta el sexo y les sobran años de diferencia, ella es mucho mayor que él. Con el encuentro de una mujer de planta para Alberto, una mujeruca celosa que se siente amenazada por la anciana, y con su partida a Nicaragua, habrá de entrar al quite el narrador. “Yo” tendrá que asistir a sus últimos años, ya jubilada y accidentada. Jamás Alberto corresponderá al afecto y a la escucha de Gabrielle y jamás admitirá su fotografía y su novela inconclusa. Será de nuevo el narrador el que la lea.
Por último está la historia del pintor que conoce a una hermosa mujer en Francia y la deja. También deja a una hija adolescente de ella a quien él ha cubierto de atenciones especiales y nada truculentas. Años después, al ir a Francia, el pintor se topa con la viva imagen de la mujer y descubre que es la hija. Tienen encendidos encuentros de amor, pero él se va, la deja, con la conciencia de que ella con eso se venga de su madre. Todo esto lo sabe una tarde en que el amigo va al sanatorio a que le hagan una mastografía a su mujer.
Los personajes de esta novela tienen una segunda oportunidad, pero alguno de los personajes que interactúan en el evento son simplemente utilizados, desechados, sirven de puente para el paso o el escalamiento de otros.
Juanjosé cae dos veces, pero es usado por Pierlucas para la obra.
Joséphine ama dos veces, pero es usada por Mathieu.
Gabrielle es utilizada tanto por Alberto como por el propio narrador y finalmente el pintor abusa de madre e hija, y ésta a su vez cobra a la madre viejas cuentas en ausencia.
Hay también una frustración de los personajes derrotados: el oficio de Juanjosé, el sueño prestado de Joséphine, el deseo de escribir de Gabrielle y el deseo de Nadine. Además de que “Ciertas mujeres –según escribió Juan José Arreola- toman la forma del sueño que las contiene” para convertirse en su propio sueño o en el sueño de otros, el problema de estos personajes radica en los tumbos vitales, en la rudas pruebas del mundo.