lunes, 22 de junio de 2015

Relator de la historia




Esa noche habló también Vicente Leñero. Compartió mis puntos de vista en su elocuencia fervorosa que tanto me conmueve. Su pensamiento me resultaba claro y de él he participado desde que empecé a conocerlo. Sostiene que los periodistas no somos protagonistas de la historia. Somos sus relatores, simplemente.
Julio Scherer García


Al contrario del rey Lear, los presidentes mexicanos no abdican, pues su gloria es sexenal. Tal vez se pasmen, se pandeen, brinquen enloquecidos, pero asisten a su elevación, adoración y caída. Los últimos años suelen recibir el coletazo del proceso renovador que los dejará fuera, al vaivén de la oferta y la demanda de la fama pública. Algunos se van calladitos, como De La Madrid y Zedillo, otros se aferran a una imagen mayestática, sin darse cuenta que su cabeza rueda entre las piernas de los cortesanos. Otros prenden la llamarada y se escapan por donde pueden o hablan y hablan encontrando a cada paso más palabras. Y están los que pretendiendo salir de la patria a gobernar el mundo se quedan con los dedos de las manos atrapados en la puerta. Echeverría y Salinas de Gortari soñaron con ser sujetos de exportación, uno vive encerrado a fuerza y el otro no consigue recolocar la cara en el espejo.
En algún lugar he dicho que mi educación sentimental, mi lado social, mi conciencia, se fraguó con el golpe de Estado en Chile. Creo que en lo respectivo al interior del país el golpe a Excelsior significó algo similar. Todo un poder presidencial, cierto en retirada, contra un medio de comunicación. Infiltración entre los trabajadores, compra de directivos, creación de un ambiente de violencia que culminó con periodistas en la calle y que con ellos sacó también al grupo de escritores que, dirigidos por Octavio Paz, publicaban Plural. Tras el actuar sórdido de un propio, Salinas intentó encontrar el Regino Díaz Redondo en Vicente Leñero. No lo venció.
Julio Scherer García se convirtió desde entonces en una figura pública que ponía en evidencia esa arbitrariedad del poder y esa preocupación por mantener bajo control la opinión especializada y, desde allí, a la opinión pública nacional. Scherer sale con los compañeros que se han decidido a resistir y desafía a esa voluntad perversa de manipulación y silencio.
Además del trabajo de dirección que realizará ese mismo años en Proceso y que posibilitará un reemplazo generacional en 1996, pacífico, aunque no exento de rispideces y luchas de personalidad y que en Vivir (México, 2012, Grijalbo, 133 pp.) se narra. Scherer se ha dedicado a escribir y éste es el libro más variado que he leído hasta la fecha. Todo el texto está salpicado por el verbo que da título a las remembranzas: “vivir”. Sí, vivir, hasta que el final aparezca, hasta que la mente se torne un juego malévolo de olvidos y malentendidos, así seas Presidente de la República, periodista, primera dama, viuda de un demócrata o Premio Nobel de literatura.
Evoca a su mujer, soñadora eterna a causa del cáncer, la cólera rumiante que le reitera una película donde la mutilación de seno afrenta a la belleza, a la felicidad y a la vida, sin mayor alcance que mantenerse inconforme. Y descubre para él y para el lector, ese papel angelical de ciertas mujeres solidarias, discretas, diferentes, que inyectan vida a otro, en este caso a quien escribe.
Porque también un grandote, presidente, encontró en su otoñal mujer la causa que le permitiría mantenerse siempre irresponsable y decir ¿por qué yo? ante los inquisitivos reclamos de la República. La vena de la vida se diluye cuando el melodrama llega a palacio, la  pobre secretaria pobre ha seducido al jefe, y éste debe purgar penas anteriores y amar con fidelidad y casi castidad:

Aventurero vulgar, manipulador con la política en la punta de sus botas (a patadas sacaré al PRI de Palacio Nacional), Fox actuó como si el futuro le perteneciera. Desde la primera hora de su gobierno modificó nuestro lenguaje y se refirió a los chiquillos y las chiquillas, a las mujeres y a los hombres, a ellos y a ellas. Nunca más el plural masculino que excluyera a las mujeres en igualdad con respecto a los hombres. Nada tan legítimo como el giro en el idioma cotidiano. Sin embargo, no era casual que en sus expresiones Fox exaltara el género femenino, la mujer, su mujer, la mujer que sería la Presidenta de México.

La diferencia está en ese trenzado de la vida que nos permite mantenernos firmes en nuestros ideales y sueños, a pesar de los embates de esos personajes bien frívolos, bien golpeadores. Hortencia llora a Allende, Julio llora a Susana. Así es la vida, incompleta siempre, retadora siempre.
En Vivir Scherer ve a los personajes de cerca, algunos en un trato personal, como a López Portillo, primo lejano, Azcárraga Jean, López Dóriga, Carlos Marín, Jacobo Zabludobzky, personajes de guerra en Argentina, Chile, Centro América, hombres de la droga como Mario Zambada o La Reina del Pacífico, por fin fuera de México, donde no le pudieron fincar responsabilidades. Es un mundo de intervenciones, de miradas y decisiones a favor o en contra del reportero.
Y están los personajes mencionados: Díaz Ordaz, Raúl Salinas padre e hijo, Lázaro Cárdenas, Zedillo y un hermano que salvó el cuero, según Salinas Carlos.
Está esa frontera entre los amigos que se delimita y rehace conforme se vive. Si el momento es conflictivo, es más marcado el comportamiento. Scherer ve el pulso de los colegas. Allí sin duda estará el Scherer polémico, el Scherer que López Portillo filtra en sus memorias como un hombre nervioso y a quien le sudaban las manos ante él, el Presidente. 
Éste es uno de esos libros escritos por un personaje ejemplar, en todo el buen sentido, que reivindica un periodismo que exige se le respete su trabajo, se le permita ser relator de la historia. El político, con su complejo de mosca, temeroso de los periodicazos, reacciona y ataca, chayotea, seduce y cuando no se puede descuenta, persigue, desaparece. Es la historia desde Filomeno Mata y los Flores Magón, es la historia de Posada, es la historia y la vida y si ésta se puede priorizar, vamos bien.

  


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