Halagada por la galantería del mulato otoñal, que se
había quitado la camisa para lucir sus recios pectorales, Mireya sintió en el
estómago un revuelo de golondrinas. Negro santo, pensó, cuando quieras te la
canto en la cama.
Cuando empezaba a venirse con una intensidad telúrica,
Uriel tuvo convulsiones epilépticas y emitió un ronco gemido. Tras la descarga
se quedó inmóvil con los plomos fundidos. Tenía la piel azul, los brazos
flácidos, la cara tiesa, la mirada atónita de un murciélago expuesto al sol.
Enrique Serna
La ternura caníbal (México, 2013, Páginas de espuma, 270 pp.) consta de 10 relatos de la
autoría de Enrique Serna. Fiel a su conocida virtud de la fluidez narrativa y
de la creación de situaciones divertidas, es muy fácil avanzar en este enjambre
de narraciones y a la vez ir reconociendo elementos de sorpresa propias de la
intriga o cuestiones temáticas que enriquecen la aventura y la trascienden.
El libro bien se puede leer como un
actual Decamerón pues buena parte de
las historias es la de las habilidades de hombres y mujeres para engañar a su
pareja o a quien se deje, pues podemos incluir intereses no eróticos y no sexuales,
que tienen que ver con soledad, fama y exilio. Los personajes de Serna suelen
estar en el límite, pero no siempre se salen con la suya, a veces son burlados
o ven frustradas sus intenciones, de allí que el lector se ande con cuidado a
la hora de adelantar desenlaces y sentidos.
“Soledad coronada” (2°), “La vanagloria”
(4°), “El manco Rodríguez” (7°), son las tres narraciones que ponen pausa al
amor y desamor de las 7 restantes. En el primero el personaje conoce todos los
renglones de la soledad y de la negación de los otros. Lo rehúyen, lo evaden,
rechazan sus invitaciones y no le queda más que gozar tal estado de cosas. En
el segundo el rechazo es porque después de haber conseguido llamar la atención
de amigos y adversarios, gracias a que ha recibido una misiva de Octavio Paz en
donde alaba su poesía, la carta se esfuma y con ella el prestigio y viene la
violencia. A pesar de las tribulaciones del Premio Nobel, podrá enviarle unas
nuevas líneas, pero la historia no podrá repetirse. Y en el tercero un español
conoce los sinsabores del exilio y las condenaciones de amigos y enemigos,
incluso será expulsado del Partido, en el exilio, de tal manera que no le
quedará más solución que abrazarse a México. Los tres personajes pueden
retornar y cambiar las cosas, pero ya no lo juzgan necesario.
En las otras 7 piezas el pleito se pone bravo y el enfrentamiento entre
miembros de la pareja no deja contento a los dos y a veces a ninguno. Allí está
lo más atractivo de los relatos, el paso de cuerpos altivos, el cruce del río
que lleva al paraíso, pero también el juego tenebroso que permite eliminar al
otro, cerrarle el paso, arruinarle el futuro cuando se siente el olor de la
fortuna.
El general de “Entierro maya” decide no
privarse de las grandiosas carnes de su mujer, aunque sabe que allí se le va la
vida, “Nubia lo cabalgó con destreza,
regulando sabiamente el ritmo de la pelvis para exprimirle hasta la última gota
de semen. Dámelo, papito, ya no sufras, dámelo todo” y allí el narrador nos
contará la estratagema para morir contento y no tener la tentación de molestar
desde el más allá.
Tania descubre la aventura de Ramiro y la
explota, pero pronto éste asumirá el evento y la irá llevando a una experiencia
swingers de donde no sabrá salir y en donde ella descubre que aún en el sin
retorno se puede dar un goce: “Al reclinar
la cabeza en los recios muslos de Arturo no le disgustó sentir los dedos de
Karen caracoleando en su ombligo, ni opuso resistencia alguna cuando ambos
comenzaron a lamerle los pezones. Ya estaría de Dios, pensó, y se dejó querer
por su nueva familia.
Mireya y Nicolás, en “Material de
lectura” libran su guerra en un viaje por el Amazonas, con pequeñas venganzas.
Ella soporta la frustración del marido desocupado por senilidad dentro del
gobierno en turno, resuelto en maltrato, delirio y alcoholismo. Y una caída en
tan ubérrimos parajes puede resolver la vida sin mayores averiguaciones.
En “El cine Cosmos” (6°) Fedro, el
vigilante de la última fila, el cazador homosexual, rescata a Chava, Kid Azteca,
de un par de policías que lo acusan de haberle robado la cartera a otro tira,
mientras éste y Kid se lían sexualmente en las butacas del cine. Son golpeados
y desposeídos de lo poco que cargan. Fedro los lleva a su casa y les entrega
sus ahorros. Al final, el buscón renuncia al premio. Aquí el desenlace hermana
a este cuento con los 3 que he mencionado en primer término y tampoco existe
una relación de pareja, pero el contenido de nexos lo lleva a la segunda serie
y no deja de registrarse una relación así sea pasajera cuando son maltratados
por los agentes del orden..
De los tres últimos relatos, “Los reyes
desnudos” narra la competencia entre el músico y la escultora Nadine. El sexo y
la atracción física a veces los salva, así como la búsqueda de un hijo, pero
los fracasos amenazan con imperar en sus profesiones. Claude buscará la manera
de romperle el orgullo en el momento en que ella se embaraza. “La
incondicional” es el susurrar de una asistente a un enfermo en su fase
terminal, es el recuerdo de las humillaciones y de les excesos, es la vida que
le pertenece a ella y que a él se le va.
En
el penúltimo relato, “El converso”, relata las aventuras de un cura de pueblo
con fantasmas y cuerpos reales. Aquí Serna revitaliza las historias de muertos
con su saludable sentido del humor y con ese cantar al cuerpo que suelen tener
(y que se ignoran) esas historias: “Me
dejaste con las ganas, papito, por eso ahora no te permito andar de caliente y
voy a seguir quejándome cada vez que violes el voto de castidad”.
La
ternura caníbal es un libro ampliamente recomendable
para los irreverentes y amantes de las atracciones y repulsiones del amor y
otros recovecos del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario