sábado, 13 de julio de 2013

La caricia del ángel

]Efemérides y saldos[


La caricia del ángel
Alejandro García

Él era el único hombre en el mundo que había sido abrazado por un ángel. Volvió a sentir aquellas alas, que ahora la mujer no tenía, estrechando su cuerpo, mientras ella le practicaba el masaje, mejor dicho, por efecto del masaje.
Cees Nooteboom


Publicado en 2006, Perdido el paraíso (Barcelona, 2010, Debolsillo/ Siruela, 159 pp), es un buen libro para iniciar el contacto con la obra narrativa del holandés Cees Nooteboom. La novela presenta una serie de intertextualidades con El paraíso perdido de Milton, con la figura del ángel de Walter Benjamin y con el cuadro de Paul Klee Angelus Novus comentado por el mismo filósofo alemán, quien según entiendo también fue propietario del lienzo. También hay alusiones a otros artistas que han tematizado a estos seres cercanos a la corte celestial, pero que han jugado un papel variable en el proceso de desdivinización a partir de la Modernidad.
La obra consta de una advertencia, un epígrafe de Benjamin, un “Prólogo”, “Primera parte”, “Segunda parte” y “Epílogo”. Cierra con un fragmento de El paraíso perdido de John Milton, aunque una vez que el “Epílogo” ha cerrado con la datación espacio-temporal de la escritura: “Ámsterdam, febrero de 2003. Es Consell, San Luis, 26 de agosto de 2004”.
El núcleo de la novela se encuentra en las dos partes. En la primera, Alma y Almut viajan a Australia a tratar de establecer contacto con el mundo de los aborígenes. Alma ha sufrido una violación múltiple después de incursionar en la favela de Paraisópolis, en Sao Paolo, Brasil. En Australia se va adentrando en otras realidades que no son las que ella conoce acerca de ese mundo que busca y que ha sido producto de sus búsquedas como lectora. Combinando sus ahorros con algunas ganancias como masajista llega a mantener relaciones con un artista nativo, con quien topa  en hueso en cuanto a conocimiento. Él no puede traicionar a su grupo, ni llevarla ante él. Ella no puede entregarse porque esa capacidad le ha sido perturbada por la posesión violenta de su carne.
Yo estoy aquí para librarme de mis demonios. Él está aquí para follarme. Creo yo. Eso es al menos lo que hemos hecho estos últimos días. Una semana, me dijo; no puede estar más conmigo. Tiene que regresar a su mob. El mob, así llaman aquí al clan. No me ha querido decir dónde está su mob. En algún lugar del outback, de esa infinita extensión despoblada de Australia. No tengo ni idea de lo que pasa por su cabeza. Quizá sea él quien me está engañando a mí. Aunque ¿puede mentir alguien que apenas habla?

En la segunda, Erik Zondag, un prestigioso y polémico crítico literario holandés va a un festival a Australia. En él, asistirán a un espectáculo, inspirado en El paraíso perdido en que ellos deberán buscar a los ángeles. Éstos serán caracterizados por jóvenes contratados para cumplir ese papel y que no deberán moverse o hablar con los visitantes. Erik será cautivado por un ángel encarnado por una muchacha con aspecto de chico, Alma, un ángel que está metido en un armario, de espaldas a él y que por lo tanto no puede verlo, sólo oírlo. De allí la reciprocidad del no verse a los ojos y de no hablarse. Al final de la escenificación ángeles y hombres conviven en la playa y se conocen antes de partir. Tiempo después Erik irá a un lugar de masaje y se encontrará con Alma y rememorará la aventura con el ángel.
En “Prólogo” un escritor vuela de Friedrichshafen al aeropuerto Tempelholf de Berlín (cerrado hace cerca de un lustro) en un avión y una hermosísima mujer se sienta un asiento adelante, en el lado contrario, junto a la ventanilla y eso le permite admirarla. Lleva consigo un libro, con una dedicatoria en la contraportada, que apenas hojea. También pasa sus ojos por la revista de la línea aérea en donde se hace propaganda de Sao Paolo y de los aborígenes australianos. Al terminar el vuelo ella envuelve su libro, sale del avión y es recibida por un hombre que le da un beso.
En “Epílogo” el escritor ha terminado de escribir la historia de Alma y Almut y parte  en tren de Lichtenberg, Berlín, a Moscú. Allí se reencontrará con la hermosa mujer y por fin hablarán del libro, que no es otro que El paraíso perdido. Al igual que Alma, espera expulsar a los demonios después de su mala experiencia, el escritor quiere expulsar a los suyos, incluidos los personajes que deben retornar, si cabe, a sus lugares de origen o seguir su destino.
La entrada y salida de la novela, permiten acercarnos al misterio de la creación. La hermosa mujer toca la revista en que se ven los escenarios donde se moverán los personajes en busca de consuelo y de reposo. Serán ángeles también. El autor, que en este caso observa la apostura de la mujer, su sueño y el momento en que él mismo puede dedicarse a escribir parte de un prólogo para un libro de ángeles en cementerios. Ambos, mujer y autor se constituyen en figuras de toque, que otorgan vida y disfrutan con ello.
Ciertamente el ángel de Benjamin ve hacia  atrás las ruinas, en el pasado, pero luego es envuelto por el Huracán, el futuro. Los personajes cargan con el dolor, penetran territorio en busca de respuesta. No es muy seguro si el futuro los ha salvado o los ha postrado en la derrota irremediable. Lo cierto es que El paraíso perdido de Milton otorga al hombre la capacidad de vivir fuera del paraíso y desde allí será también capaz de recibir a Dios y de darle un sitio importante entre los hombres. De su derrota ha salido triunfante, aunque con la nostalgia permanente que le permite reconstruir el Edén sin las prohibiciones del todopoderoso.


1 comentario:

Elle dijo...

¡Hola, Alejandro! Mi comentario no tiene nada que ver con tu texto, pero sí con una novela que publicaste hace tiempo llamada "Cris, Cris, Cri, Cri". Lamentablemente no he podido leerla por completo, pero estoy muy interesada en que me brindes información sobre "Mary Cheesman", es para una investigación que estoy realizando.