domingo, 12 de agosto de 2012

Democracia: el Golem manco


]Efemérides y saldos[


Democracia: el Golem manco
Alejandro García

Cualquier enemigo de la izquierda la tiene muy fácil a la hora de encontrar motivos para acusar a sus oponentes no sólo de ser de “izquierdas” sino justamente de ser “comunista”, y por consiguiente de tener como objetivos reales “la miseria”, el terror y la muerte.
Raffaelle Simone

La caída del muro de Berlín no sólo significó el fin de la guerra fría y el triunfo del capitalismo como espectáculo, sino que, a mayor profundidad aún, significó la puesta en entredicho de toda una forma de ver y analizar la vida y el mundo en que se ancla ésta. Bibliotecas enteras fueron rematadas en los años siguientes, metodologías marxistas de gran prestigio mutaron de piel y la democracia mostró a la izquierda como un mal necesario, muestra evidente del mundo del fracaso y de su poder de perdón y tolerancia. Era importante tener a la mano el museo de la memoria, la cabeza del decapitado a la vista de todo el mundo como ejemplar castigo para los potenciales seguidores.
El monstruo amable. ¿El mundo se inclina a la derecha? (México, 2011, Taurus, 193 pp), escrito por un lingüista, no por un politólogo, es sin duda un libro polémico que debe ser leído, porque más allá de la incontrovertible crisis de la izquierda que muestra, deja en claro que el mundo de las reivindicaciones y de las luchas consecuencia de la injusticia y de la explotación, tras su cara amable, están allí pendientes al margen de diestras y siniestras y por lo tanto es una deuda de la democracia que lleva mucho más allá de  la exigencia o del ejercicio de la libertad.
Simone se refiere a Europa. Se trata de mostrar cómo el péndulo mundial se movió a la derecha y cómo la decencia y el buen trato se han convertido en el fondo de la democracia ocultando los problemas centrales. Cuando el centro está en su lugar, equidistante, la polarización es exacta, equilibrada, pero cuando el centro se corre a una de los extremos, la capacidad de maniobra se torna difícil. De allí que en este entorno la izquierda misma se corra al centro o se introduzca a la discursividad y reglas de la derecha.
Si bien solo alude a América Latina, la aplicación en nuestro país es clara cuando vemos que el partido gobernante trastoca sus viejas demandas y como operador de los mecanismos de Estado es rebasado por su flanco, la derecha, por el Partido Revolucionario Institucional. Por eso mismo cualquier intervención desde la izquierda queda sepultada desde una primera cara de rechazo por el rompimiento de las formas hasta por la improcedencia y lejanía de las propuestas. Aún quedan las heridas de la propaganda estigmatizadora de 2005 y 2006 y el escaso margen de maniobra para la izquierda. Sea cual sea el resultado, el camino por recorrer hacia el centro, siquiera, es largo y difícil.
Agreguemos a eso que la repartición de los puestos de gobierno incluyen a los tres grandes partidos y salvo en el DF la izquierda se ha mostrado lerda, corrupta, a veces cínica, y sin particularidad alguna que la haga distintiva frente a las otras opciones. La riqueza petrolera ha servido para labrar fortunas desde los flancos y el centro, corridos por esto mismo a la derecha.
De allí que el mundo del Papa viajero, de Reagan y sus secuencias, el hundimiento de la URSS hayan calado tan hondo para maniatar expresiones como la de América Latina, donde la izquierda parece hacer la tarea modernizadora, alineadora, conocedora de sus propios vericuetos y haya aportado tan poco a los grandes lemas críticos emanados de la Modernidad:

Explota abundantemente el miedo como factor de atracción, aunque necesita hacer creer que el mundo está tranquilo, es feliz, optimista. De hecho, el optimismo a toda costa es un componente de fondo fundamental de la Neoderecha, que sirve para tener tranquilo al ciudadano-consumidor y no perturbar sus inversiones. Las crisis no son nunca puramente negativas; siempre son también “oportunidades”, son “buenas crisis”.
La Neoderecha desprecia la cultura, la investigación y todas las actividades intelectuales; es indiferente a la creación artística, salvo si se traduce en productos mediáticos o constituye un elemento decorativo.

Las luchas por libertad, igualdad y fraternidad, o por la justa repartición de la riqueza, explotación, la no alineación del trabajo, plusvalía, la felicidad, punición sobre las almas y sobre los cuerpos, la seguridad social para todos y las pensiones universales, están lejos de la mente de las personas, no en sus necesidades, sino en las estigmatizaciones que conseguirlas entraña. Enfrente el mundo de la construcción de percepciones, de poner la felicidad a la vista, pero no al alcance, parece salirse con la suya, al fin y al cabo que la oposición siempre suele ser vista como estorbosa, inútil y pendenciera.
Límites y necesidades están a la vista, también la tarea del opositor por salirse del círculo macabro del estigma y el ejercicio crítico del ciudadano para señalar a los responsables.

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